miércoles, 16 de febrero de 2011

Concentración en hartura

La etapa ciclista de este domingo comenzó el sábado bien temprano; una parte del pelotón se adelantó hasta el lugar de concentración, el campo de la familia Ríos, para comenzar la concentración a primera hora de la mañana. El jefe de equipo preparó un avituallamiento a la hora del almuerzo cuyo componente principal es uno que no falta en la dieta de cualquier buen ciclista: careta de cerdo en las ascuas. La mañana resultó exigente físicamente; debido a la distancia que separaba la mesa del almuerzo del serpentín, se estima que cada miembro del pelotón acabó haciendo unos cuantos kilómetros esa mañana.

El resto del día trascurrió de forma similar, con la administración por parte de los cocineros del equipo de los alimentos que constituyeron una dieta deportiva equilibrada: gazpachos, cerveza, componentes porcinos varios, vino, algún cubata, etc.. Y para rematar, la cena a base de (¡sorpresa!) salchichas, magra, más cerveza, más vino, y el colofón para rebajar todo lo anterior: chorizos a la lumbre.

Con esta concentración en "hartura" (porque nos hartamos a tó), habrá supuesto el avispado lector que el domingo no estaban los cuerpos precisamente para subir el Tourmalet; así que quedamos con la intención de hacer una etapica suave. Y así fue, una etapa ligera pero muy agradable; el día fue precioso, con ese fresquete a primera hora que hace que el sol posterior sepa todavía mejor.

Salimos buscando el sol hacia Cagitán, ruta habitual hasta el final del canal Argos-Quípar, y desde ahí por la margen izquierda del río hasta casi la carretera. Evitamos la carretera girando antes a la izquierda, y llegamos hasta la "casica de los Urreas", para meternos hacia la zona de las cumbres.



Almuerzo en este punto, donde debatimos la conveniencia de regresar al lugar de concentración del sábado donde el patrón del equipo nos esperaba con más "barritas reconstituyentes" en forma de carne a las ascuas. Decidimos no obstante que aún no nos habíamos ganado tales honores, y que debíamos alargar un poco la etapa.

Así que recorrimos los caminos de las cumbres, lo cual sirvió también para inspeccionar varios sitios por donde transcurrirá una próxima prueba de orientación, como la Fuente del Cobre:




Y así volvimos a Calasparra, donde nos dirigimos al punto de concentración del sábado esperando encontrar a algún miembro de la saga de los Ríos, con resultado negativo. Vuelta a Calasparra y una cañeja que cayó en el Club Taurino. Pero como cuando acabamos era temprano y aún no habíamos tenido bastante, pues una vez más camino del olivarejo p'abajo hasta el cortijo Rios, donde esta vez sí, encontramos al primogénito y familia, que nos obsequiaron con más cañas, más chino, y otras delicatessen varias, mientras disfrutábamos al solecico de nuestro, ahora sí, ganado descanso.

domingo, 30 de enero de 2011

Regreso a la Serratilla

Desde mi última subida, en junio del 2009, no había vuelto a la Serratilla; así que decidimos volver hoy, ya que pillaba bien para reunirnos con mi hermano Jose en la estación, puesto que él venía de Murcia. Así que los otros dos miembros del exiguo pelotón (Joaquín Salinas y un servidor) salimos hacia la estación de Calasparra, por la ruta típica; naturalmente, previo paso por "la Pepa" para desayunar.

Una vez reunido el grupo, salimos los tres desde la estación con la intención de inspeccionar algunos caminos inéditos en lo que a la bici se refiere, por la zona de Las Hoyicas. Paraje precioso entre curvas del río Segura, donde alguna vez hemos pasado buenos ratos de lumbre y migas con la familia Ríos y amigos. (PD: ¿para cuando una excursión ciclista que termine allí con la lumbre encendida y unas buenas migas?).

Desde ahí subimos algunos repechos en dirección a la cantera de mármol que hay por la zona, girando a la derecha para bajar hasta el río, donde comienza la verdadera ascensión.



La subida tiene una longitud de 2,8 kilómetros, en los que se suben 195 metros de desnivel; esto da un desnivel medio del 7%, nada exagerado, pero hay varios factores que creo que endurecen la subida. Primero, el estado del piso, que en algunos tramos es sólo regular; segundo, es una subida continuada, sin un solo metro llano que sirva de descanso; tercero, hay un par de rampas que se acercan al 15% de desnivel; y cuarto, la ruta está formada por varias rectas y sin árboles a los lados, mentalmente esto te machaca porque en todo momento estás viendo lo que tienes por delante.

Así que, como digo, la subida se hace durilla, pero una vez arriba se obtiene la merecida recompensa: una espectacular vista de las curvas que forma en esa zona el río Segura, y en especial la zona del Santuario. Mi mala cabeza hace que olvide hacer fotos, pero he "robado" una de nuestra anterior subida:



Durante el almuerzo en la cima, decidimos investigar algunos caminos que discurren junto al río a nuestros pies; así que tras reponer fuerzas descendemos y giramos a la izquierda en dirección a la loma que hay enfrente del Santuario (el punto desde donde se tiraba el castillo de fuegos artificiales el día de la romería). Bajamos la loma y circulamos, andando la mayor parte del tiempo por una supuesta senda que va por la margen izquierda del río, hasta que nos caemos del burro y decidimos dar la vuelta, porque por ahí no íbamos a ningún sitio.

Decidimos entonces que hay que cruzar el río, no nos apetece en absoluto volver a subir la loma y volver por donde llegamos; así que buscamos un sitio por donde poder vadearlo. El sitio finalmente es en las Juntas, a donde llegamos tras pasar por un espeso bosque de chopos y zarzas. Al otro lado, una pareja nos mira con sorpresa al aparecer en la orilla contraria; creo que no adivinan todavía lo que estamos apunto de hacer.

Y lo que hacemos pues es que directamente y sin pensarlo mucho (y sin siquiera descalzarnos), nos lanzamos a cruzar el río. Por fortuna, no va con mucho caudal, pero aún así, en algunos puntos llega más arriba de la rodilla. Aquí un servidor en plena faena:



En fin, el Joaquín Salinas suele decir que le gustan las rutas donde pasemos con zonas de agua (pantanos, ríos, etc.); creo que más cerca del agua que hoy va a ser difícil que estemos.

martes, 11 de enero de 2011

Paseos navideños

Estas navidades han sido pródigas en paseos ciclistas: rutas de duración media, entre 30 y 50 kilómetros, con novedades diversas, ya sea porque nos acompañó gente nueva, o porque exploramos algunos caminos todavía inéditos.

Canal Quípar-Argos (26/dic/2010)

Este día se incorporaron dos ciclistas nuevos a nuestra peña: mi prima Esperanza Belda (que inaugura la sección femenina) y Alonso, con lo que el pelotón lo formamos un servidor, Agustín Belda, y los dos debutantes. Hicimos una ruta de 30 kilómetros: por la carretera de Mula hasta casi el cruce que lleva al circuito, allí cogimos el camino asfaltado que sale a la derecha, y desde ahí hasta el final del canal Argos-Quípar. Remontamos el canal y después a la presa, y vuelta al pueblo por las pedanías valentineras, el collado del Águila y entrada a Calasparra por Las Eras.

La verdad es que fue un día bonito, en el que el sol nos acompañó a pesar de que cuando salimos de Calasparra hacía una rasca tremenda (-1ºC), que hizo que la primera media hora tuviéramos la sensación de que nos iban a tener que amputar algún dedo.

Por desgracia no hay fotos, ya que las perdí al cambiar de móvil; la ruta también la perdí, así que la he recompuesto de memoria, con lo que puede haber alguna pequeña diferencia con lo que realmente hicimos.

Ruta para Google Earth

Presa de Moratalla (31/dic/2010)

A pesar de que está muy cerca de Calasparra, apenas 6 kilómetros, yo nunca había estado en la presa de Moratalla. Así que el día de nochevieja por la tarde, mi hermano y yo decidimos salir a dar una vuelta con la bici, y a la presa nos encaminamos con la intención de verla y también de recorrer algunos caminos inéditos de la zona.

Salimos por el camino de la sierra de San Miguel, para girar a la derecha hasta la rotonda de la Virgen; desde allí sale un camino de tierra que discurre entre la variante y la carretera de Socovos, y que desde el Google Earth tenía buena pinta. Efectivamente, es un camino llano y una muy buena alternativa para rodear la sierra. La idea era llegar hasta la presa desde allí, pero nos topamos con una valla que impedía el paso, así que vuelta atrás para buscar otra entrada a la presa más al sur. Pero volvimos a tropezar con otra valla; una lástima, porque al otro lado se ven caminos con muy buena pinta. De nuevo volvemos, y finalmente decidimos bajar por una senda-rambla, que lleva hasta la carretera que sube hacia la presa.

Desde la presa, exploramos unos caminos que van junto al río (previo salto de una valla), y al final acabamos en la carretera de Socovos, dondo subimos la cuesta hasta las urbanizaciones, atravesándolas y llegando a Calasparra por el matadero.

Aquí os dejo la ruta para Google Earth. Está resumida, en la realidad dimos alguna vuelta más. Ruta Google Earth

Agramón-Talave (07/ene/2011)

El viernes 7 fuimos mi hermano Jose y yo en misión de reconocimiento del terreno para una posible ruta futura que lleve desde Agramón hasta el pantano del Talave. Sabíamos que no nos daría tiempo de hacerla entera (ida y vuelta son casi 70 kilómetros), pero bueno, fuimos a ver hasta dónde llegábamos.

Así que echamos las bicis al coche y nos fuimos hasta Agramón (media hora de carretera); allí aparcamos y comenzamos la ruta. Tras salir del pueblo, se baja hasta el río Mundo y tras cruzarlo y una subidica de un kilómetro y medio, llegamos hasta la pista forestal que es parte de la ruta de Aníbal. Es una pista preciosa, con muy buen firme y con desniveles suaves, donde se disfruta muchísimo de la bici.

A mitad de la pista tenemos que parar, ya que al poco de salir mi hermano había sufrido un pinchazo que habíamos intentado arreglar con el spray mágico; pero no ha sido suficiente, así que hay que cambiar la recámara. Seguimos por caminos hasta que cruzamos de nuevo el río Mundo; aquí llevábamos 18 kilómetros y decidimos volver para que no se haga muy tarde. Volvemos por la margen izquierda del río, transitando por caminos solitarios y algún tramo asfaltado. Las vistas son muy majas, con la sierra de los Donceles al sur.


Aquí volvemos a parar: mi hermano ha conseguido un "doble": pinchar las dos ruedas. Ahora es la trasera, que va totalmente vacía. Le aplicamos el spray milagroso y rezamos, ya que no nos quedan recámaras de repuesto.
Ya cerca de Agramón, paramos a ver la noria de Tedelche, una antigua noria espectacular, pero que está en estado ruinoso. Una lástima que la restauren y la señalicen, porque es digna de verse.

Y así regresamos a Agramón, después de una etapa de 35 kilómetros muy fructífera, ya que hemos dejada casi trazada una futura etapa hasta el pantano del Talave, que promete ser muy entretenida.

Ruta Google Earth

Canal Argos-Quípar (8 de enero de 2011)

En esta ocasión el pelotón estuvo formado por dos ciclistas: Joaquín y Agustín. La ruta diseñada consistía en hacer de nuevo el canal Argos-Quípar, pero buscando algunas alternativas novedosas. Así que salimos por el camino de la sierra de San Miguel buscando de nuevo el camino que va paralelo a la carretera de Socovos, y desde ahí circulamos por caminos paralelos a la variante de Calasparra, caminos inéditos para mí pero que el Joaquín conoce bien.

Tras cruzar la carretera de Moratalla, vemos una imagen impactante: un impresionante pino, no sabemos qué variedad es, pero desde luego no abunda por estos lares. Por si alguno quiere visitarlo, está exactamente en el kilómetro 12,4 de la ruta que pongo al final.

Seguimos por caminos y, tras alguna duda, salimos al cruce de Valentín, junto al restaurante Sierra de la Puerta; allí cruzamos la carretera y seguimos hasta la presa del Argos, donde cogemos el canal al principio del mismo. El Argos está tan lleno que están soltando agua por el canal.

Seguimos por el margen del canal, desde donde se ve Cagitán con los campos ya verdeando.

Llegamos al final del canal, donde almorzamos y vemos el agua desembocando en la rambla que después la llevará hasta el río Quípar.

Desde allí tomamos un camino poco habitual, que discurre pegado al río Quípar, terminando en el puente de la carretera de Mula sobre el río. A partir de ahí, por carretera hasta la presa del Quípar, y regresamos subiendo por el camino de la solana de la sierra del Molino. Es la zona del incendio del pasado septiembre, y ya han talado todos los pinos, cuyos cadáveres yacen en el suelo. Tan sólo se han salvado unos cuantos.

En definitiva, una ruta conocida en su mayor parte pero con algunos descubrimientos interesantes; acabamos haciendo 50 kilómetros, no está mal pensando que la idea inicial era simplemente hacer un "paseo navideño".

Ruta Google Earth

miércoles, 8 de diciembre de 2010

¿Sabe alguien cuándo pasará el próximo tren?

El pasado lunes 6 de diciembre era la fecha señalada para hacer un segundo intento de la ruta denominada "Camino de Aníbal". Nos juntamos un pelotón numeroso (¡9 ciclistas!), a las 7:30 (bueno, algunos llegamos tarde) para desayunar como de costumbre, y empezar a pedalear a las 8:00. Primer contratiempo: hora muy tardía para hacer los 75 kilómetros previstos.

Cuentan algunos amigos que una vez, en la escuela de Antonio Maya (creo), un alumno olvidó llevarse la libreta; el profesor le dijo: "Tu padre es camionero, ¿no? ¿Te imaginas que un día tenga que ir a Madrid y cuando vaya por la Venta del Olivo diga: '¡Andá, si se me ha olvidado el camión!?". Pues el lunes pasó igual, cuando íbamos a salir alguien (no diré nombres) dijo: "¡Andá, si tengo que ir a por la bici!". Y segundo contratiempo en forma de otro pequeño retraso. Menos mal que el espíritu "Verano azul" nos hace tomarnos estas cosas con tranquilidad y buen humor.

Pues nada, echamos a andar a eso de las 8:20, bajada hasta la pasarela del río para afrontar la ya clásica subidica hasta la estación; después cogemos el camino del Canalón, por la cara norte de la Sierra del Puerto. Apenas en el kilómetro 10, el Miguel sufre un pinchazo; los de delante esperamos, pero no aparecen. Al final, acabamos volviendo todos, y se produce la típica escena: dos intentando arreglar la rueda, y siete alrededor dando cada uno sus instrucciones, en muchos casos contradictorias. La parada en boxes dura 29 minutos (tercer contratiempo), tras la cual reanudamos la marcha.

Parece que al Miguel la avería en la bici se le traslada al cuerpo, porque coge una pájara extraña por lo poco que llevábamos recorrido, se le pone la cara blanca como la cal y no puede con su alma (cuarto contratiempo). A los más "mataillos" del grupo nos sirve de excusa para ralentizar el ritmo, con la coartada de no dejarlo atrás y apelando a nuestro espíritu ciclista de "don't worry, be happy".

Tras pasar por la "Casa de la Cañada del Gallego", comenzamos el precioso descenso hasta el pantano de Camarillas, pasamos por debajo de la vía y tomamos el trazado antiguo de la vía del tren, que en su momento fue convertido en vía verde y que ahora está abandonada. Bien harían las autoridades en volver a acondicionarla, porque el recorrido es muy majo, con el pantano del Camarillas a la izquierda rebosante de agua.

La via verde dura poco, y tropezamos con un obstáculo que los trazadores de la ruta habíamos intuido: una ramblaca que hay que sortear. Dos opciones: bajar y subir veinte metros de desnivel con las bicis a cuestas, sin garantías de poder cruzar la rambla, o bien cruzar directamente por el puente, recorriendo un par de cientos de metros por los raíles del tren. Tras un breve debate, parece que hay unanimidad: cruzamos por el puente.


Viene a nuestra memoria una escena de la película "Cuenta Conmigo"; os recomiendo que lo veáis, son sólo tres minutos y entendereis el título de esta crónica:

Afortunadamente, no llegamos a descubrir a qué hora pasaba el tren, y seguimos sin mayores contratiempos por algo parecido a un camino (por llamarlo de alguna forma) que va junto a la vía. Al poco tenemos que pasar otro puente sobre otra rambla, esta vez no dudamos. Todo esto supone el quinto contratiempo, ya que hacemos un buen tramo andando o por zonas de pedaleo muy lento.

Remontamos el pantano y circulamos por la ribera del río Mundo, que baja con un caudal tremendo que forma algunos rápidos espectaculares.

Tras unos cuantos kilómetros llanos llegamos a las puertas de Agramón. A estas alturas ya está claro que no vamos a poder completar la ruta prevista; son las 12 y aún nos quedarían unos 40 kilómetros de retorno. Así que tras el almuerzo decidimos volver por la carretera hasta Las Minas, y desde ahí por el "atajo" que lleva hasta El Peralejo (no sin antes andar otro trozo de vía de tren).
Subimos cada uno como podemos la cuesta de Juan Haro, y al coronar el grupo ya se ha partido definitivamente en dos, por el diferente ritmo entre "máquinas" y "mataos" y por un pinchazo que sufrimos los rezagados.

Regresamos por la cuesta del Olivarejo y unos cuantos de nosotros acabamos el día en el Club Taurino saboreando unas cañas que, como siempre, saben a gloria.

En resumen, segundo intento frustrado de hacer la ruta de Aníbal, pero da igual, pasamos una mañana divertida, descubriendo algún tramo nuevo y repitiendo otros que sólo conocíamos algunos del grupo.

Ruta en Google Earth

martes, 9 de noviembre de 2010

Ramblas del Argos y del Quípar


Este domingo tocaba ruta no muy larga, porque diversos compromisos nos obligaban a volver a Calasparra a eso de las 12 y media. Tras el desayuno de rigor, echamos a pedalear a eso de las 7:30, bastante puntuales para lo que suele ser habitual, y con un pelotón bastante numeroso formado por ocho ciclistas. La alineación completa: Agustín Caballero, José Antonio, Diego, Porche, Trompa, Fran, Agustín Belda y Ginés.

Salimos por la carretera, con la idea de llegar lo más rectos posibles hasta la zona de las cumbres; tomamos un camino inédito, cerca de las llamadas Balsas de Higinio. Este camino nos permite ir paralelos a la carretera de Mula, evitando el tráfico. Alguna subida con el terreno pedregoso, que se atasca un poco al estar todavía fríos, pero sin más novedad llegamos hasta la zona de las cumbres.

Recorremos la amplia pista forestal, pasando junto al circuito y el Cabezo de los Nudos, para afrontar el espectacular descenso, un tramo de más de un kilómetro totalmente cuesta abajo, casi recto y con muy buen piso, que permite soltar los frenos y coger velocidad. Algunos, porque otros parece que van más lentos cuesta abajo que cuesta arriba. Ningún problema con esto, el "espíritu Verano Azul" asume perfectamente que cada cuál suba y baje al ritmo que quiera y/o pueda.

Tras hacer un pequeño tramo de carretera, enseguida la dejamos para coger otro camino que nos lleva a cruzar el río Quípar, muy cerca de su desembocadura en el pantano, y donde forma un espectacular bosque de tarays de casi dos kilómetros de largo y 20 o 30 metros de ancho. Tras cruzar la rambla conocida como "Ramel de las Contiendas" (curioso nombre, no he encontrado nada sobre el origen), llegamos a la casa del Puerto de las Vacas. Como pasa a menudo, nos encontramos una cadena que cierra el camino; realmente ignoramos si incurrimos en alguna infracción o no, pero estamos seguros de que no hacemos nada malo, así que como siempre, la saltamos y seguimos p'alante.

Aquí nos hacemos un pequeño lío con el gps, nos pasamos un camino y nos metemos una pequeña subida gratis, pero nada grave, nos reubicamos enseguida. A nuestra derecha queda un cuestarrón, y mitad por error, mitad por evitarlo, decidimos que hay que ir a la izquierda.


Nuestro subconsciente nos engaña, porque al final tenemos que dar la vuelta y afrontar "la cueña les cabres": un muro de 300 metros al 10% de media y con algunos puntos por encima del 14%. El piso además es malo, así que ni los más máquinas pueden subirlo. Todo el mundo pie a tierra, y a subir andando. Desde esta zona ya se ve entero a lo lejos el Almorchón, nuestro próximo destino.


Llegamos después a una zona de sembrados de cereal; hay que apuntar esta zona para volver en primavera, seguro que estará todo verde y la vista será aún más espectacular que ahora. Después de unos pocos kilometros más llegamos al camino que circula por el pie del Almorchón, y tras superar unas últimas rampas, paramos a almorzar en el collado que hay al este del monte. Desde aquí hay una vista espectacular, sobre hacia el sur con un valle de pinos y hacia el este donde se vislumbra el embalse del Cárcabo.

Después del descanso para el cuerpo, la vista y el estómago, comenzamos el descenso por la humbría del Almorchón, zona cerrada de pinos y donde hay una zona de descanso con fuente y mesas, muy apropiada para épocas veraniegas en las que hay que refugiarse del sol. Al acabar el descenso, cogemos un tramo de camino también inédito, que para desgracia de algunos que ya llevan la zona púbica perjudicada, resulta que está llena de piedras como puños. Pero bueno, el tramo es corto y coincidimos todos en que es mejor que ir por la carretera.


Al salir a la carretera, la parte triste del día: empezar a ver la zona a la que un par de malnacidos le dieron fuego el pasado septiembre; es escalofriante el verlo en bici, porque al poder ir despacio, le da uno tiempo a captar todos los detalles. Pone los pelos de punta el pensar cómo estaba todo esto la última vez que pasamos por aquí con la bici, hace tan sólo unos meses, y ver cómo está ahora.

Tras pasar la presa, comenzamos la subida por el camino de la solana, de unos 5 kilómetros que hacemos a buen ritmo, una subida que ya conocemos muy bien pero que cambia totalmente, ya que el fuego se cebó especialmente con el barranco que se deja a la izquierda (barranco del Alcaire).

Al coronar, reagrupamiento y comenzamos a bajar hacia el sur para buscar la rambla de los Arcos; bajamos por el cauce de la rambla, en un descenso divertidísimo y con el terreno en bastante buen estado.



Llegamos a la carretera desde donde nos dirijimos al último punto de la ruta: el bar Cantero, donde nos tomamos unas bien merecidas cañas. En fin, una mañana bien bonita, en la que celebramos la reincorporación del Fran, el debut con la peña Verano Azul del Ginés, y la confirmación definitiva de que el Trompa está en forma más que sobrada para acompañarnos en todas nuestras próximas aventuras.

Ruta Google Earth

lunes, 1 de noviembre de 2010

El cielo y el infierno

Ayer, 31 de octubre, era la fecha señalada para la realización del proyecto Letur. Todas las previsiones eran malas: lluvia y fuertes vientos matinales, que hacían presagiar que tendríamos que suspender la etapa. Y, efectivamente, a las 7 de la mañana, hora a la que habíamos quedado, llovía abundantemente.

En cualquier caso, y tal y como habíamos acordado el día antes, vamos a desayunar a "la Pepa", para allí decidir lo que se hacía (ir a coger caracoles, a almorzar, a dormir, ...). Por allí aparecen también el Miguel y mi hermano José Antonio. Desayunamos tranquilamente, convencidos de que no habría bici, cuando de repente miramos al exterior y se veía el cielo clarear. Salimos a la calle, y vemos que está bastante despejado.

Así que nos miramos y decimos: "pues vamos, aunque tendremos que volvernos enseguida"; así que echamos a pedalear. De camino, recogemos al Pedro, que también se había levantado. A los cuñaos ni los llamamos, ya que se habían vuelto a acostar y, además, estábamos seguros de que no íbamos a llegar muy lejos.

Empezamos a rodar, la ruta es inicialmente parecida a la del día que fuimos al Cenajo: camineando hasta la carretera de Cañaverosa, en la puerta de la finca cogemos el camino (esta vez la valla está abierta), y por ahí hasta la carretera del pantano. Al llegar a la carretera, vamos dirección oeste, buscando la finca del Chopillo desde donde sale el camino del Almirez.

Y el tiempo cada vez mejor, a estas alturas hace un día precioso, y en la dirección en la que vamos el cielo está azul y totalmente despejado. Seguimos por el camino del Almirez, alguna subida suave, con el piso algo mal a veces pero nada complicado. Por aquí el terreno es espectacular, combinando zonas boscosas de pino con otras de sembrados y de almendros.

Después de pasar por el muy bonito cortijo del Almirez, parada por avería en la que el Pedro tiene la oportunidad de conocer el spray mágico arreglapinchazos. Seguimos hasta el pantano, yo quería ver la entrada de la rambla de Benizar, lugar por el que solíamos pasar (o intentarlo) cuando íbamos a pescar (o a intentarlo). Cuando llegamos me quedo boquiabierto: el pantano ha subido tanto que la entrada de la rambla debe estar sumergida como diez metros.

Y almorzamos tan ricamente, con un solecico que da el calor justo, y con una hermosa vista del pantano. Entre bromas, decimos que el señor nos ha recompensado por la valentía de salir a pedalear a pesar de los malos augurios. Finalmente, decidimos seguir hasta Férez, y llamar a los cuñaos para que nos recojan allí. Hablamos con el Diego, que no parece excesivamente contento de que nos hayamos ido sin ellos y encima tener que ir a recogernos.

Y al poco de reanudar la marcha empezó el infierno. No sabemos si fue por pronunciar el nombre de Dios en vano, o si fue por alguna maldición gitana lanzada por los cuñaos. El caso es que al poco empezó a soplar el viento, que al estar en carretera abierta venía totalmente en contra y dificultaba bastante el pedaleo. Seguimos como buenamente pudimos hasta que salimos a otra carretera principal, y en ese momento fue cuando se desató la debacle.

De repente empezó a llover fuerte, y esto combinado con el viento huracanado hizo que pasáramos un pequeño infierno. En cuestión de minutos estábamos empapados, el agua caía de lado, y el viento ni siquiera te dejaba coger velocidad para aprovechar el impulso. Yo personalmente me vine abajo, más moral que físicamente, y acabé subiendo con el 1-1 a paso tortuga, y echando pie a tierra en algún que otro momento. Y es que ese tramo de carretera, que en condiciones normales sería durillo pero tampoco para morirse, se convirtió al menos para mí en esa situación en un tourmalet.

Para colmo, la subida por la carretera la hicimos por error, ya que la ruta prevista era por otro tramo, más corto, con mucho menos desnivel y que seguramente nos hubiera llevado a Férez directamente en poco más de media hora. Pero claro, el cruce en el que había que desviarse lo pasamos ya en medio del vendaval, y no era cuestión de pararse mucho a consultar mapas o GPS's.

Para finalizar, la puntilla: los cuñaos vinieron a recogernos, encontrándonos (salvo a Jose Antonio "ironman", que ya había coronado) desparramaos a lo largo de la subida en un espectáculo que debió ser dantesco. En fin, con la cabeza gacha por la humillación que supone que te recoja el coche escoba, echamos la bici al remolque y de vuelta para casa, naturalmente aguantando el cachondeo de los cuñaos, que se vengaban de nosotros por haberlos dejado en tierra. No los culpo, yo hubiera hecho igual.

En resumen, una jornada de las que no se olvidan, lo bonito y lo duro, lo bueno y lo malo, el cielo y el infierno en unas pocas horas.

A ver si pronto fijamos otra fecha para hacer la ruta completa hasta Letur. Después de ver la parte que hicimos nosotros, creo que se puede hacer relativamente bien yendo a paso tranquilo, y vale mucho la pena porque la ruta es preciosa.

Fichero Google Earth

 

martes, 26 de octubre de 2010

Proyecto Letur

Aqui os dejo el recorrido del proyecto Letur, consistente en ir desde Calasparra hasta Letur para comer por allí a base de chorizos, morcillas, tocinos, y demás alimentos que forman parte básica de la dieta de cualquier buen ciclista. Nos aseguraremos de que no lleven clembuterol.

La distancia total que da Google Earth es de 56,4 kilómetros, hay que sumarle un cierto porcentaje, supongo que al final serán algo menos de 60.

La ruta es en la primera parte parecida a la que hicimos del Cenajo, es decir, vamos por caminos hasta llegar a la carretera de Cañaverosa, al llegar a las casas giramos hacia el norte para llegar hasta la carretera del Cenajo, casi al lado del Chopillo. Ahí cogemos el camino del Almirez para pasar por las colas del Cenajo, y luego rumbo oeste hasta Férez y luego Letur.

Realmente la parte más dura está al final, entre Férez y Letur, así que si alguno va demasiado cansado, siempre se puede quedar en Férez (kilómetro 45) y que allí lo recoja el coche de apoyo.

Ver ruta en Google Earth

Recordad que podéis ver el perfil pinchando con el botón derecho sobre la ruta en el menú de la izquierda y seleccionando "Mostrar perfil de elevación", así luego no me vais criticando toda la ruta.

Bueno, pues a ver si le ponemos fecha. ¿Por qué no el domingo o el lunes próximo, si no os váis muchos de puente?

PD: acordaos de que tenemos que buscar un vehículo y conductor de apoyo.